Ahora que me puedo sentar tranquila sin nesesitar estudiar para mañana, les traigo uno de mis escritos que se los debia la semana pasada:

Caminando  caminos sin saber a donde ir. Solamente el destino elegirá que pasara dentro de 5 años.

Era un día lluvioso, yo venia de trabajar del centro de Nueva York. Entraba en mi departamento de la 5ta avenida. Cerré el paraguas. Abrí la puerta
Y alguien estaba ahí.
Una señora de pelo pelirrojo y una gran túnica estaba sentada en mi sillón de curo marrón. Tenia algo en su frente, parecía un gran grano.
- Perdone se ha equivocado de piso, yo no espero a nadie hoy.
La señora levanto los ojos hacia donde estaba yo.
- Usted no me esperaba, pero yo si a usted
Me puse demasiado tensa aquel día de primavera. Aparte mi día fue demasiado duro, temía que llenar miles de formularios, hacer una nota sobre Channel y aparte que la televisión había dicho que seria un gran día soleado y estaba lloviendo.
Me invito con un gesto sentarme junto a ella. Con temor accedí y me senté a su lado.
- Solo vine a hablar con usted
- Pues hable
La señora agarro una de las bolitas de plástico que había en un contenedor y empezó a jugar con ella
- Le diré que alguien me a enviado para decirle lo que pasara dentro de unos 5 años.
Agrande los ojos y junte las manos como era de costumbre cuando estoy nerviosa.
- ¿ Pero que sabe usted que me pasara a mi dentro de 5 años?
La señora saco los ojos de la pelota y me miro fijo
- Más de lo que tu sabes - volvió sus ojos a la esfera- "alguien te estará esperando, en un lugar donde la dirección puede ir para dos lados distintos" .
Se levanto y se dirigió a la puerta, la abrió y se fue. Llevándose la pelotita con ella.

5 años después.

Estaba en una de las playas de Florida tomándome un gran descanso de mi trabajo como diseñadora en una revista.
Estaba esperando el colectivo que me llevaría a mi casa, pero estaba sola. Una calle se extendía por toda la playa, y resulta que estaba sola.
Y en ese momento me di cuenta de algo... ya pasaron 5 años
" en un lugar donde la dirección puede ir ambos lados"
- Claro- pensé- es una calle doble mano
De lejos se veía el colectivo que me llevara a mi casa. Me subí y lo pague.
No había nadie, excepto un chico que me dirigía la sonrisa de forma cautivadora. Y en su mano estaba la pelotita de plastico que la Vidente se habia llevado.